Cabeza: Venga, ya va siendo hora de que pongas de nuevo orden en las gavetas del armario de Daniel que están hechas un desastre.
Corazón: Ooohhh… qué pena que esta camiseta ya no le sirva, con lo que me gusta. Lo mismo si vuelvo a la tienda la encuentro en otra talla.
Cabeza: ¿Pero qué dices?, ¡si entramos en invierno!. ¡Tú lo que tienes que hacer es comprarle jerseys y dejarte de chorradas y ¿por qué la gaveta no se cierra bien del todo? Debe haber algo caído o mal colocado detrás.
Corazón: Ooohhh…. ¡es un pelele! ¡Es un viejo pelele de 0 a 3 meses! ¡Es uno de sus primerísimos peleles! ¡Qué pequeñito, qué bonito, qué mono!
Hormonas: ¡Hola! ¿cómo te trata la vida?
Cabeza: Oh no, oh no… lo estoy viendo venir.
Corazón: ¡Hola! Pues no nos podemos quejar. Daniel está muy bien y muy grandote. Ha crecido tan deprisa…
Cabeza: Pues claro que crece deprisa…¿y tú qué esperabas, que se quedara bebé eternamente?
Hormonas: ¿Recuerdas verlo con ese pelele?
Corazón: Ooohhh… sí. Tan tierno, tan suave, tan chiquito…
Cabeza: Sí, y despierto por la noche y llorando por cólicos y cagado y…
Hormonas: Todavía huele bien. Huélelo.
Cabeza: ¡¿Qué?! ¡Ni se te ocurra oler ese pelele?, ¿me estás oyendo?, ¡ni se te ocurra!
Corazón: Mmmmm…
Cabeza: Ya está, ya la hemos liado.
Hormonas: Quieres otro bebé y lo sabes.
Cabeza: No, compañera, en serio, tú no quieres. Venga, que ya dormimos las noches de un tirón.
Corazón: Daniel necesita un hermanito. Es tan bonito tener un hermanito…
Cabeza: ¿Bonito? ¡Que noooo, que eso de los hermanitos está sobrevalorado! ¡Venga ya! Qué hermanitos ni hermanitos. Que se va a poner celoso, y que dejará de ser el rey de la casa…¿pero quién en su sano juicio iba a querer eso? ¿Quién?
Corazón: Ooohhh… y seguro que a Daniel le haría mucha ilusión.
Cabeza: Pero…¿qué?, ¿hola?, ¿hay alguien ahí? Mecagüen…
Hormonas: Un bebé.
Corazón: Un bebé.
Cabeza: Mierda.
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